¿Es posible albergar acontecimientos deportivos económica y socialmente responsables?

¿Es posible albergar acontecimientos deportivos económica y socialmente responsables?

Workers install a giant poster announcing the Olympic and Paralympic Games on the facade of the Ministry of Social Affairs and Health in Paris, on 27 February 2024.

(Ludovic Marin/AFP)

“Una experiencia sin precedentes que implica estrechamente a los interlocutores sociales en la preparación de un gran acontecimiento deportivo como los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París”. Estas fueron las palabras de Cyril Cosme, director de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Francia, al abrir el 25 de abril en el Consejo Económico, Social y Medioambiental (CESE) de París una conferencia con el tema: Carta Social París 2024: ¿un paso hacia unos Juegos económica y socialmente responsables?

Firmada el 19 de junio de 2018 por ocho confederaciones sindicales y de empleadores francesas, esta carta no vinculante se propuso “dejar un fuerte legado social [...] como parte de un enfoque de desarrollo humano y sostenible”. Estructurada en torno a 16 compromisos y tres grandes temas, aborda cuestiones cruciales como la calidad del empleo y las condiciones de trabajo de los asalariados, la garantía de las trayectorias profesionales de los trabajadores asalariados y voluntarios, y sirve de guía para la preparación, la realización y el seguimiento de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París.

En esta conferencia, a tres meses de la inauguración de los Juegos (prevista para el 26 de julio), los copresidentes del Comité de Seguimiento de la Carta Social, el antiguo responsable de la Confédération Générale du Travail (CGT), Bernard Thibault, y la dirigente empresarial Dominique Carlac’h, miembro del consejo ejecutivo del Mouvement des Entreprises de France (Medef), hicieron un primer balance positivo de la primera fase que abarca los seis años de preparación de este doble acontecimiento. La reunión, a la que también asistieron representantes del Comité Organizador (COJOP) y de la Société de livraison des ouvrages olympiques (Solideo), encargada de las obras de infraestructura, igualmente brindó la oportunidad de explorar las enseñanzas que pueden extraerse de este acuerdo conjunto para la organización de acontecimientos similares en el futuro.

La participación sindical en la organización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos: ¿un gran paso adelante?

La introducción de esta carta se remonta en realidad a la candidatura de París para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2012, que sin embargo fue rechazada en favor de Londres. Esta iniciativa, apoyada entonces por los sindicatos y el Ayuntamiento de París, pretendía organizar el evento incorporando objetivos sociales en todas las fases de la organización. Cuando resurgió la posibilidad de organizar los Juegos Olímpicos de París 2024, los deportistas de élite Tony Estanguet y Bernard Lapasset, encargados de preparar la candidatura francesa, retomaron el proyecto anterior y decidieron pedir a los sindicatos que integraran la carta social de 2012 en su expediente y la actualizaran.

Para Bernard Thibault, que ha participado en la elaboración de la carta desde 2012, el objetivo primordial era evitar la explotación de los trabajadores, una cuestión en la que ya han trabajado otras organizaciones, como las federaciones sindicales mundiales y la OIT, en relación con el mundial de fútbol celebrado en Catar.

“Estamos en Francia, un país en el que los derechos sociales son fundamentales debido a nuestra rica historia social, sindical y política”, afirma. “Para mí era evidente que los Juegos en Francia no podían organizarse de la misma manera que en otros países, que a menudo prestan poca atención a los derechos sociales de los trabajadores. Así surgió la idea de estos compromisos en torno a la organización de los Juegos”, añade.

Efectivamente, los Juegos Olímpicos de Londres 2012 también tenían objetivos encaminados a ser socialmente sostenibles. La estrategia del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres (LOCOG) hizo posible que una parte importante del personal empleado tuviera como lugar de residencia uno de los seis distritos anfitriones que rodean el Parque Olímpico Reina Isabel. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, se mostró especialmente satisfecho de que en los cinco años posteriores a los Juegos Olímpicos se hubieran creado 110.000 puestos de trabajo en estas zonas, aunque investigadores como Niloufar Vadiati recientemente mostraron un legado más heterogéneo, con empleos que no han beneficiado necesariamente a la población local.

Del mismo modo, durante los Juegos Olímpicos de Río 2016, un estudio del Centro de Política Social de la Fundación Getulio Vargas afirma que fueron los sectores más modestos de la sociedad los que se beneficiaron principalmente del aumento de los ingresos laborales durante el periodo preolímpico. Los ingresos del 5% de los más pobres aumentaron un 29,3%, en relación con el 19,96% del 5% más rico.

Sin embargo, hasta ahora ningún país organizador de los Juegos Olímpicos había formalizado, en un documento escrito, su compromiso de conseguir que el evento resultara más sostenible en términos socioeconómicos y medioambientales. Para los firmantes y observadores de esta carta, se trata de un gran paso adelante en la organización de grandes acontecimientos deportivos.

“Por lo que se ha observado en otras ediciones anteriores de los Juegos y en otros acontecimientos deportivos más recientes, los organizadores de los Juegos y las organizaciones sindicales han querido establecer, en la medida de lo posible, un marco organizativo en el sentido más amplio que garantice o incluya un cierto número de garantías para asegurar el respeto de los trabajadores movilizados para los Juegos. Se fijaron objetivos para luchar contra el empleo ilegal y otros abusos”, explica Christophe Le Petit, responsable de estudios económicos del Centre de droit et d’économie du sport, que ha trabajado sobre el impacto económico y el legado de los grandes eventos deportivos internacionales.

“A diferencia de otros países, como China con los Juegos de Pekín o Catar con la Copa Mundial, nosotros reunimos a las partes interesadas para trabajar conjuntamente. El planteamiento y la ambición son tanto más interesantes cuanto que la carta se elaboró colectivamente. Que yo sepa, nunca ha habido una iniciativa así en la historia de los Juegos, y tampoco estoy seguro de que la haya en otros acontecimientos deportivos internacionales”, añade.

Un balance “más bien positivo” de la organización de los Juegos Olímpicos

Tanto sindicatos como empleadores y miembros del comité de seguimiento de la carta coinciden en que la Carta Social ha cumplido sus principales objetivos para la primera fase de preparación de los Juegos. Entre ellos figuran, en particular, el respeto de los derechos sociales de las personas empleadas bajo contrato, la inclusión de pequeñas y medianas empresas francesas en las obras olímpicas, así como la promoción del acceso al empleo de las personas alejadas del mercado de trabajo.

Solideo, el organismo público encargado de supervisar las 68 obras de construcción de la región de París, ha intensificado drásticamente su vigilancia y sus controles para identificar situaciones de trabajo ilegal, que se han detectado entre los subcontratistas. Solideo destaca también que más de 4.000 personas “alejadas del empleo” (sin cualificación, jóvenes, parados de larga duración, etc.), en particular las que viven en barrios desfavorecidos, ya se han beneficiado de diversos dispositivos de inserción profesional. Con más de 2,8 millones de horas de prácticas, se ha superado incluso el objetivo fijado por la carta a este respecto.

Otro dato destacado por el comité de seguimiento de la carta se refiere a la seguridad en las obras olímpicas, donde se ha reducido en cuatro veces la tasa media de accidentes laborales. Hasta 2024, se han registrado 181 accidentes, pero ningún accidente mortal en un sector como el de la construcción y las obras públicas, especialmente propenso a los accidentes de trabajo. [Nota del editor: esta cifra se basa en las obras olímpicas gestionadas por Solideo, y no tiene en cuenta otras obras relacionadas, como el metro, donde se han producido accidentes mortales].

Teniendo en cuanta el número de proyectos por realizar y la presión para terminarlos, los especialistas del sector reconocen que había mucho en juego. “Hemos demostrado que si nos damos los medios en términos de formación, de recursos humanos y materiales, podemos reducir realmente el número de accidentes laborales en el sector de la construcción y las obras públicas”, confirma Luc Martinet, encargado del seguimiento de la Carta Social de París 2024 para la Confédération française démocratique du travail (CFDT).

“Creo que la labor de sensibilización llevada a cabo por Solideo ha sido especialmente rigurosa en este sentido, lo que ha contribuido en gran medida a este resultado positivo”. Limitar el recurso a los subcontratistas es de crucial importancia, al igual que aumentar los medios y el tiempo dedicados a la información y a los controles”, añade.

Sin embargo, la prensa francesa e internacional se ha hecho eco de los problemas de seguridad en las obras y de la lucha de 10 trabajadores sin papeles (acompañados por la CGT) que han demandado a los gigantes de la construcción (Vinci, Eiffage, GCC), así como a empresas subcontratistas, ante el Conseil de Prud’hommes de Bobigny. En concreto, los trabajadores denuncian que se les explota trabajando sin contrato ni nómina, y en condiciones de seguridad peligrosas. La vista tendrá lugar en octubre.

Equilibrio entre las exigencias operacionales de los Juegos Olímpicos y el respeto de los derechos de los trabajadores

“Globalmente, en esta fase, los resultados me parecen bastante satisfactorios en cuanto a los compromisos adquiridos, al menos para la parte que nos corresponde, es decir, la construcción de las infraestructuras. Por supuesto, habrá que ver qué pasa con la organización del evento, que va a ser muy exigente y potencialmente problemática, con largas jornadas de trabajo y días de descanso limitados”, afirma Christophe Le Petit.

“Organizar un acontecimiento excepcional significa ‘condiciones de trabajo atípicas’ y a veces incluso ‘deterioradas, en particular porque hay que trabajar en horarios muy limitados y a veces largos, con estructuras organizativas bajo presión. Estos factores son terreno favorable para los abusos y el incumplimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores en materia de descanso, horarios y declaración de las horas de trabajo”, añade.

Miles de trabajadores de los sectores público y privado se movilizarán en condiciones de trabajo excepcionales. Entre ellos, el personal de hostelería y restauración, como los empleados de Sodexo, que tendrán que gestionar el mayor restaurante de Europa en la villa de los atletas, que funcionará las 24 horas del día para ofrecer casi 40.000 comidas diarias. Del mismo modo, el personal ferroviario y de transporte urbano, así como los trabajadores de logística y seguridad privada, se verán sometidos a grandes presiones.

Para esta fase, la carta prevé, entre una serie de objetivos, proteger la salud y la seguridad de los empleados y sus condiciones de trabajo, así como promover la recolocación profesional de los empleados que habrán trabajado durante los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el primer punto conflictivo se refiere a la derogación de la jornada de descanso semanal para determinados trabajadores, aprobada por decreto en noviembre de 2023.

Mientras que la legislación francesa exige un día de descanso tras seis jornadas de trabajo, esta derogación permitiría a algunos trabajadores trabajar más de seis días consecutivos. Los sindicatos CGT y CFDT se opusieron firmemente a esta medida y, temiendo por la salud de los trabajadores, presentaron un recurso ante el Consejo de Estado a finales de enero de 2024. En su opinión, esta excepción es totalmente contraria a la legislación europea y a los convenios de la OIT.

“No se trata de que la legislación francesa se adapte a las exigencias de los Juegos. Es esencial que los Juegos se adapten a los derechos sociales, que en Francia pueden estar más avanzados que en otros países, pero por los que hemos luchado”, afirma Bernard Thibault.

En esta fase de los Juegos Olímpicos, la Carta Social pretende encontrar un equilibrio entre las exigencias de funcionamiento de los Juegos y el respeto de los derechos de los trabajadores. “Por ejemplo, sabemos que las imágenes se transmitirán a los cinco continentes las 24 horas del día. Por tanto, velaremos por que los trabajadores del sector audiovisual movilizados tengan la posibilidad de descansar y que su salud no corra peligro”, confirma Luc Martinet.

“Si ampliamos el ámbito de aplicación, surgirán dudas sobre cómo garantizar personal suficiente durante un periodo en el que muchas personas están de vacaciones. En aquellas zonas en las que el acceso a los centros de trabajo sea imposible, ¿habrá que imponer bajas obligatorias o recurrir a la jornada reducida? Estamos buscando soluciones para que todo vaya lo mejor posible para los trabajadores, sin penalizar a las empresas”, prosigue.

Hacer de la Carta Social un legado para la organización de grandes acontecimientos internacionales

Más allá de la organización y el desarrollo de los Juegos Olímpicos, la Carta Social pretende tener un impacto duradero, definido por sus firmantes como su legado. Por lo tanto, será de crucial importancia evaluar su influencia analizando sus repercusiones, como fue el caso de las anteriores ediciones de los Juegos Olímpicos de Londres y Río. Es una cuestión importante a juicio de Bernard Thibault, la cual abordará en particular el futuro de estos trabajadores después de los Juegos, especialmente los que tienen contratos de duración determinada, como los del sector de la restauración, donde se espera contratar a 6.000 personas.

“Para nosotros, se trata de determinar si estas personas permanecerán en el sector. Teniendo en cuenta que el sector de la restauración, la hostelería y de las cafeterías-restaurantes tienen dificultades para encontrar trabajadores, es vital determinar si los Juegos han permitido a algunos de estos trabajadores encontrar formación o un empleo estable, allanando el camino para una carrera profesional”, afirma.
Además del legado social, la actividad deportiva en la empresa también será observada de cerca después de los Juegos. “Es una clara necesidad social que afecta a la salud, el bienestar y la vida en comunidad de las personas. El deporte también fomenta el respeto por los demás y la aceptación de las diferencias. Aspectos aún más importantes en una época en la que se intenta crear divisiones”, prosigue Bernard Thibault.

El segundo aspecto crucial de este legado sería garantizar que los principios se integren, no solo en las futuras estructuras de los Juegos Olímpicos, sino también en otros grandes eventos deportivos. Luc Martinet confirmó a Equal Times que el Comité Olímpico Francés (CNOSF) y los representantes regionales de los Juegos de Invierno de 2030 en los Alpes le habían pedido que reprodujera la experiencia de la carta. Por su parte, Bernard Thibault también confirmó conversaciones preliminares con sindicalistas californianos con vistas a preparar los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028.

“El principal interés es que esta experiencia pueda reproducirse no solamente en los próximos juegos de Francia, sino también en la organización de otros eventos de gran envergadura en todo el mundo”, mantiene Luc Martinet. “El contenido es perfectamente adaptable al contexto de los distintos países, pero el enfoque y la dinámica de la Carta Social pueden reproducirse perfectamente”, concluye.

Por último, aunque advierte del riesgo de “blanqueo social”, que consistiría en comprometerse firmemente a respetar los derechos de los trabajadores sin poner en marcha realmente las acciones necesarias para garantizarlo, Christophe Le Petit espera que la experiencia de la Carta Social de París 2024 se reproduzca en otros contextos. “Arabia Saudí, probable anfitrión del Mundial de fútbol de 2034, no debería redactar mañana una carta de este tipo para salvar las apariencias, sin un compromiso firme y un seguimiento externo por parte de un organismo de evaluación, como una ONG o un experto académico”, afirma.

“Tengo la esperanza de que, gracias a la iniciativa puesta en marcha por París 2024, se convierta en un requisito previo indispensable para la organización de grandes acontecimientos deportivos y culturales en Francia o en otros lugares, pero con un compromiso sincero y una evaluación rigurosa”, concluye Le Petit.

This article has been translated from French by Patricia de la Cruz