Más austeridad y gasto militar, la nueva cuadratura del círculo de la UE

Más austeridad y gasto militar, la nueva cuadratura del círculo de la UE

In line with the programme of the formations that won the recent European Parliament elections, budgets for the coming years will be marked by greater austerity and high military spending. What impact will this have on Europe’s already underfunded social infrastructure? In this May 2024 photo, the changing of the guard at the iconic Syntagma Square in Athens, Greece, May 2024.

(Ricard González)

Aunque Grecia es conocida por ser la cuna de la democracia, en los últimos años podría serlo también por haberse convertido en una especie de laboratorio de pruebas político de la Unión Europea (UE). Ningún otro país ha sufrido de una forma tan directa las medidas de austeridad recetadas por Bruselas, y, al mismo tiempo, ha sido el país –del grupo de la OTAN– que ha destinado un mayor porcentaje de gasto militar en relación a su PIB –este año llega al 3,5%, superando incluso a EEUU–. De acuerdo con el programa de las formaciones ganadoras en las elecciones europeas de comienzos de junio, esta misma fórmula: mayor austeridad y un elevado gasto militar, marcará los presupuestos de los próximos años. Una auténtica cuadratura del círculo que difícilmente no implicará importantes ajustes en lo social.

El aumento del gasto militar por parte de los países europeos es una vieja petición de la Casa Blanca que Donald Trump elevó a la categoría de exigencia. En concreto, Washington pretende que el presupuesto en Defensa de todos los miembros de la OTAN alcance al menos el 2% de su PIB. Sin embargo, no fue hasta que Vladimir Putin decidió lanzar la invasión de Ucrania en febrero de 2022 que la idea cogió tracción en prácticamente todas las capitales europeas, incluida la propia Bruselas.

La mayoría de Gobiernos de los países de la UE se han comprometido a alcanzar este umbral durante los próximos años, lo que implicará un desembolso adicional de unos 150.000 millones de euros anuales, y la Comisión y el Banco Central Europeo incluso estudian la posibilidad de emitir eurobonos para financiar la compra o fabricación de armamento, una idea tabú hasta hace un par de años.

De hecho, el incremento del gasto militar, sobre todo para sufragar el envío de armas a Ucrania, es ya una realidad, y la propia Comisión Europea ha gastado más de 5.000 millones de euros en subvencionar la compra de armamento de forma conjunta. “En 2023, se produjo un aumento muy notable del gasto militar a nivel mundial, pero especialmente en Europa. Por ejemplo, en España creció un 24% y en Finlandia un 36%. Si lo comparamos con 2013, los países europeos de la OTAN están gastando un 30% más”, comenta a Equal Times Pere Ortega, investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz, que se muestra crítico con algunas medidas adoptadas por la Comisión Europea para promover el gasto militar, como eliminar el impuesto indirecto o IVA a la compra de armamento o cambiar el reglamento del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que pueda financiar proyectos industriales en el ámbito militar.

Por su parte, Rafael Loss, experto en seguridad del laboratorio de ideas European Council on Foreign Relations (ECFR), cree que es necesario que los países de la Unión Europea gasten más en Defensa. “ La intención de Vladimir Putin de revisar el orden de seguridad europeo es muy claro. [...] Eso no significa que vaya a enviar sus tropas más allá de las fronteras de la OTAN con certeza, pero el riesgo de que un día decida hacerlo está creciendo”, advierte, y recuerda que el contexto internacional está cambiando. “El análisis estratégico del principal socio europeo de Europa, los EEUU, está redirigiéndose hacia el Indo-Pacífico” .

No obstante, Ortega considera exagerado el temor que azuzan los líderes europeos sobre un posible ataque de Rusia. “Putin no será tan tonto de invadir un país de la OTAN porque sabe que eso conllevaría una guerra nuclear. [...] Si quieres la paz, prepara la paz. La historia demuestra que lo contrario lleva a una carrera armamentística y eso aumenta las posibilidades de una guerra”, sostiene el investigador. En lo que sí coinciden Loss y Ortega es en considerar disfuncional que los ejércitos de los países europeos dispongan de armamento diferente e incluso a veces incompatible, por lo que parece lógico un esfuerzo de unificación.

Impacto de las nuevas medidas fiscales

Mientras el volumen concreto del gasto militar y el papel que desempeñará Bruselas en el rearme europeo aún están en el aire, ya están aprobadas las nuevas reglas presupuestarias a las que se tendrán que someter los Estados miembros a partir de 2025, y que implican un retorno a la austeridad. Así, se recupera el límite de déficit público anual del 3% sobre el PIB y de 60% de deuda pública, tan solo congelados a causa de la pandemia de covid-19.

No obstante, se introducen algunas nuevas condiciones que permitirán una mayor flexibilidad a los Estados miembros en la búsqueda de esos objetivos de déficit. Por ejemplo, se ampliará a cuatro años el plazo de tiempo para que los Estados que superen el umbral del 3% saneen sus finanzas, un periodo que será de siete años para aquellos con un problema de deuda pública más serio. “Esta reforma constituye un nuevo inicio y al mismo tiempo un retorno a la responsabilidad fiscal [...]. Cuando tienes control de tu presupuesto, no necesitas austeridad ”, dijo en un debate sobre las nuevas reglas presupuestarias en el Parlamento Europeo Markus Ferber, de la conservadora CDU alemana y uno de los eurodiputados que participaron de manera más directa en su negociación. La semana pasada , la Comisión Europea ya empezó a aplicar las nuevas reglas, y abrió un procedimiento por “déficit excesivo” a siete países: Bélgica, Francia, Italia, Hungría, Malta, Polonia y Eslovaquia.

“Tener unas finanzas saneadas es importante porque te permite atraer inversiones de los mercados. Ahora bien, es importante buscar un equilibrio porque un exceso de celo reduce la inversión en educación, infraestructuras o sanidad y provoca otra serie de problemas para la economía ”, explica Nick Malkoutzis, responsable del think tank Macropolis, con sede en Atenas. Según Malkoutzis, es positivo que se haya introducido una mayor flexibilidad en la consecución de los criterios, pero considera que estas reglas deben ir acompañadas de un esfuerzo a nivel de la UE para garantizar importantes inversiones en sectores clave –como la transición verde o las infraestructuras–, al igual que ocurriera con el Fondo de Recuperación y Resiliencia aprobado a raíz de la pandemia y que está a punto de caducar.

Ludovic Voet, secretario confederal de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), define como “un completo error” el nuevo pacto fiscal. “Nosotros hicimos cuatro demandas y ninguna fue respetada. Entre ellas, no imponer una fórmula ciega de consolidación del déficit o excluir la inversión social y verde. Pero la única excepción será para el gasto militar ”, critica Voet, que prevé unos ingentes recortes sociales para equilibrar los presupuestos.

En concreto, este responsable sindical estima una reducción de unos 100.000 millones en el conjunto de la UE hasta 2027, una cifra incluida en un estudio encargado por la CES sobre el impacto de las nuevas medidas fiscales.

De acuerdo con este documento, tan solo tres países –Dinamarca, Suecia e Irlanda– podrán cumplir a la vez sus propios compromisos de inversión en la transición ecológica y el límite de gasto público. Esta situación es especialmente preocupante cuando, según las propias estadísticas de la Comisión, ya existe ahora un déficit de inversión en infraestructura social en la Unión de 192.000 millones de euros.

Yanis Varoufakis, el que fuera ministro de Finanzas de Grecia antes de dimitir por su desacuerdo con el programa de ajuste estructural impuesto por Bruselas y el FMI, se muestra mucho más ácido en sus críticas. “Esta austeridad light es una receta para el estancamiento económico, lo que va a favorecer el ascenso de la extrema derecha. Mientras Europa actúa así, los EEUU y China sí incurren en déficits para financiar su política industrial, y suyas son las empresas tecnológicas y los nuevos empleos verdes. Europa es un continente tecnológicamente subdesarrollado ”, espeta Varoufakis a este medio.

A la espera de saber cómo la nueva Comisión Europea –que está en pleno proceso de renovación, tras los comicios europeos celebrados entre el 6-9 de junio– aplicará las nuevas reglas financieras y afrontará los retos a los que se enfrenta el continente, el ejemplo del laboratorio griego no es muy halagüeño. Tras una década de ajustes, el poder adquisitivo de los griegos se ha desplomado hasta situarse en el furgón de cola de la UE, tan solo por delante de Bulgaria. Además, algunos de sus servicios públicos, como la sanidad, se han deteriorado seriamente, creando un profundo malestar y desasosiego entre la población.

This article has been translated from Spanish.